La homosexualidad, ¿se nace o se hace?


Ni la Asociación Americana de Psiquiatría ni la Asociación Americana de Psicología afirman que la orientación sexual sea innata. De hecho, según estas mismas instituciones, a pesar de numerosas investigaciones (diferencias hormonales, diferencias en el cerebro, etc.), no se ha podido encontrar ninguna evidencia que sustente el supuesto origen biológico de la homosexualidad.

Todos los estudios e investigaciones importantes que se han hecho sobre la homosexualidad, afirman que los factores sociales son un componente en la determinación de la orientación sexual y no solo eso; que cuanto menos, son los factores que tienen más peso (sino todo el peso).
Jarron Collins, hermano gemelo de Jason Collins, el primer jugador de la NBA en declararse gay; tiene 100 % genes idénticos de su hermano, pero no es gay, y además está casado y tiene 3 hijos. Pero de hecho, pasa lo mismo con otros casos de gays que tienen hermanos gemelos y que han sido estudiados por la ciencia; lo que sepulta totalmente la idea de que la orientación sexual pueda (cuanto menos) ser definida enteramente por los genes o las hormonas. El estudio de la Universidad de Columbia: ”Opposite-Sex Twins and Adolescent Same Sex Attraction“, que investigó los casos de homosexualidad entre gemelos dice que: “No hay evidencia de desbalances hormonales intrauterinos que afecten la preferencia sexual [...] Si la atracción romántica entre personas del mismo sexo tiene un componente genético, es abrumado masivamente por otros factores. Es más probable que cualquier influencia genética, si es que está presente, sólo pueda ser expresada en estructuras sociales específicas y circunscritas” -página 11-.

Los 6 estudios que se han hecho sobre la homosexualidad en gemelos desde el 2000 hasta la fecha presentan las mismas conclusiones.

En vista de los estudios sobre gemelos, si hay un factor biológico, entonces este factor debe predisponer también a una amplísima variedad de comportamientos y no ser exclusivo para la homosexualidad. Es decir, dependiendo de los factores sociales, este supuesto factor biológico puede ser expresado en homosexualidad, pero en cambio, también en otros como: agresividad, impulsividad, rebeldía, antipatía, retraimiento, timidez, sensibilidad, etc. Es como dice el doctor William Byne, editor en jefe de la revista LGTB Health: "la capacidad de heredar la homosexualidad es similar a la del divorcio, pero los investigadores de ciencias sociales no han buscado los genes del divorcio. Más bien, se han concentrado en la personalidad y rasgos temperamentales hereditarios que podrían influir en la posibilidad de divorciarse". 
Algunos han intentado aplicar la epigenética a la homosexualidad, que trata sobre cómo factores ambientales, como la dieta o el estilo de vida, afectan la expresión de los genes; lo que podría explicar, entre otras muchas cosas, el por qué algunas personas fumadoras desarrollan cáncer y otras no. Pero estos cambios son acumulativos y se desarrollan a lo largo de la vida de la persona. En el caso de la homosexualidad, algunas personas dicen que las hormonas utilizadas en los pollos, llevan a esta.
Muchos factores sociales aleatorios o casuales ocurridos principalmente en la infancia, pueden ser catalizadores de la homosexualidad y dando lugar a un largo proceso de formación de la orientación sexual que puede llegar en algunos hasta muy entrada la adolescencia, como por ejemplo: muy tempranas iniciaciones de experimentación sexual o toques o frotamientos de partes íntimas entre infantes del mismo sexo (les produce placer aun estando en la niñez); juego con muñecas, exposición temprana a la pornografía, reacciones a rompimientos en la familia o pleitos entre los padres, etc. Hay muchas posibles eventos, cada uno relativamente menor, que pueden configurar todo el panorama.
Según la Asociación Americana de Psicología: ”Las atracciones principales que forman la base de la orientación sexual adulta suelen surgir entre la infancia media y la adolescencia”. Lo que significa que si la homosexualidad se promueve, esta se puede expandir. Si usted le dice a su hijo desde pequeño que dos hombres besándose está bien, entonces con el tiempo inconscientemente ese dicho podría llevarlo a la homosexualidad o bisexualidad. Si usted le dice desde pequeño que eso está mal, entonces lo más seguro no será homosexual (sea consciente o no la determinación de su preferencia sexual).
El ejemplo de los travestis es muy revelador. ¿Por qué a alguien le entraría en la cabeza una fuerte obsesión y deseo por vestirse del sexo opuesto? (trastorno de identidad de género). Ningún gen está diseñado dizque para que a alguien le guste tal ropa o no. La cultura es lo que ha determinado como se viste la gente. Dios nos diseñó desnudos, la ropa la pusimos nosotros. Así mismo podemos decir sobre la homosexualidad. La sociedad dicta como debe ser el comportamiento sexual. Esas normas se adquieren fundamentalmente en la niñez y se quedan como un hábito durante toda la vida, pero siempre hay muchos que no captan los preceptos o normas sociales. Recordemos que el sexo homosexual no era ningún tabú en la antigua Grecia, lo practicaban con toda normalidad y era aceptado siempre y cuando fuera el otro el que estuviera de cuatro patas, que fuera alguien inferior a ti; como un esclavo, estudiante o un joven.
Así mismo como en los humanos, en los animales la orientación sexual también puede ser expresada por circunstancias sociales, como el juego durante la edad juvenil, la vida en cautiverio, la conducta de sometimiento y dominación, para establecer lazos sociales y formar alianzas (animales en manadas); pero en realidad lo que se observa en los animales casi siempre no es homosexualidad, sino bisexualidad. Cuando parejas de animales que se creían gays son separadas, de inmediato empiezan a buscar una pareja de distinto sexo. Así pasó con los “pingüinos gays” Harry y Pepper del zoológico de San Francisco y Pedro y Buddy, del zoológico de Toronto (los pingüinos forman relaciones largas y monógamas).

Como dato muy curioso, similares teorías sobre las causas de la homosexualidad, también se usan para explicar la promiscuidad. Numerosos estudios afirman que los genes juegan un papel muy importante en la conducta promiscua e incluso han identificado el gen específico (DRD4) que podría hacer que a algunas personas les sea imposible ser monógamos. No sería culpa de ellos ser tan propensos a la infidelidad, es que "habrían nacido así".