Cuando
los liberales le dicen a un niño que no importa si le gusta un niño o niña, que
puede enamorarse de quien quiera… lo que ellos no saben es que la orientación
sexual no está escrita en ningún gen, y que los niños en realidad tienen un
disco duro en blanco, dispuesto a ser programado. Y que cuando la familia y
toda la sociedad les dice esas cosas, están influyendo en la determinación de
la orientación sexual. Esas nuevas actitudes, enseñanzas hacia los niños,
llevarán a empeorar los problemas de la tasa de natalidad, y de las ETS,
especialmente el Sida (al expandirse las relaciones sentimentales y sexuales
entre personas del mismo sexo). El Sida es una enfermedad fundamentalmente de
Hombres que tienen Sexo con Hombres (HSH, bisexuales u homosexuales), debido
fundamentalmente a la sodomía practicada tan comúnmente por ellos. Ver tema: ¿Qué hay de malo con la homosexualidad?. Entonces,
los altísimos costos de los tratamientos médicos, en especial del Sida (pagados
por todos) y la incapacidad de la sociedad para renovarse, rematarán a los
sistemas de seguridad social, ya de por sí debilitados por el acomodamiento de
las nuevas generaciones indispuestas a procrear (véase Holanda y la caída de su sistema de seguridad social). Las consecuencias serán
catastróficas. ¿Cómo es que la sociedad promueve comportamientos objetivamente
desventajosos para ella misma? Nuestras sociedades modernas están llenas de
derechos, y vacías de deberes.
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Ni la Asociación Americana de Psiquiatría ni la Asociación Americana de Psicología afirman que la orientación sexual sea innata. De hecho, según estas mismas instituciones, a pesar de numerosas investigaciones (diferencias hormonales, diferencias en el cerebro, etc.), no se ha podido encontrar ninguna evidencia que sustente el supuesto origen biológico de la homosexualidad.
Pero la clave para resolver el misterio de la homosexualidad no está ni en la biología ni en la psiquiatría ni en la psicología, sino en la antropología. Si estudiamos la orientación sexual a nivel antropológico social, es decir, comparando cómo esta se presentaba en las distintas culturas a través de los tiempos, nos percatamos rápidamente de la verdadera naturaleza de la orientación sexual: tanto la heterosexualidad como la homosexualidad son tabúes culturales o caprichos personales.
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Ni la Asociación Americana de Psiquiatría ni la Asociación Americana de Psicología afirman que la orientación sexual sea innata. De hecho, según estas mismas instituciones, a pesar de numerosas investigaciones (diferencias hormonales, diferencias en el cerebro, etc.), no se ha podido encontrar ninguna evidencia que sustente el supuesto origen biológico de la homosexualidad.
Pero la clave para resolver el misterio de la homosexualidad no está ni en la biología ni en la psiquiatría ni en la psicología, sino en la antropología. Si estudiamos la orientación sexual a nivel antropológico social, es decir, comparando cómo esta se presentaba en las distintas culturas a través de los tiempos, nos percatamos rápidamente de la verdadera naturaleza de la orientación sexual: tanto la heterosexualidad como la homosexualidad son tabúes culturales o caprichos personales.
-En Grecia la pederastia homosexual masculina era una práctica muy
arraigada. Tal práctica no sustituía al matrimonio heterosexual, sino que lo
complementaba, tanto antes como durante éste. No era frecuente que los hombres
adultos tuvieran relaciones entre sí, aunque había excepciones, como el caso de
Alejandro Magno. Lo habitual era que un hombre (erastés) se uniera a un chico
joven (erómero). Generalmente la relación comenzaba cuando el amante adulto
entraba en la veintena y el chico entraba en la pubertad, manteniéndose hasta
que el erastés alcanzaba la treintena y se casaba, aunque podía mantenerse
indefinidamente o acabar antes. Esta relación no sólo era sexual, sino que el
erastés adquiría un estatus jurídico de tutor, y era responsable de la
educación y el entrenamiento militar del muchacho. La pederastia era una
práctica principalmente de la clase aristocrática mediante la cual las clases
altas transmitían sus valores. Por ser una práctica tan común, la mayoría de
personajes históricos griegos mantuvieron relaciones homosexuales a lo largo de
sus vidas.
En la Antigua Grecia no se concebía la orientación sexual como identificador social, cosa que sí se ha hecho en las sociedades occidentales en el último siglo. La sociedad griega no distinguía el deseo o comportamiento sexual por el sexo biológico de quienes participaran, sino por cuánto se adaptaba dicho deseo o comportamiento a las normas sociales. Estas normas se basaban en el género, la edad y el estatus social. Algunos estudios indican que existía una marcada polarización entre los roles activo y pasivo, de tal manera que se entendía como un acto “masculino” el papel del que penetraba y un acto “femenino” el del que era penetrado. Así, estaba bien visto que un aristócrata ejerciera el rol activo con las clases socialmente inferiores (jóvenes, mujeres, extranjeros, esclavos y prostitutos), mientras que era motivo de vergüenza que un aristócrata adulto se dejara penetrar. Otros estudios, sin embargo, apuntan a que las relaciones homosexuales serían amorosas, cariñosas y afectivas, argumentando que dichas relaciones eran centrales en la historia griega y la guerra, la política, el arte, la literatura y la educación-.
En la Antigua Grecia no se concebía la orientación sexual como identificador social, cosa que sí se ha hecho en las sociedades occidentales en el último siglo. La sociedad griega no distinguía el deseo o comportamiento sexual por el sexo biológico de quienes participaran, sino por cuánto se adaptaba dicho deseo o comportamiento a las normas sociales. Estas normas se basaban en el género, la edad y el estatus social. Algunos estudios indican que existía una marcada polarización entre los roles activo y pasivo, de tal manera que se entendía como un acto “masculino” el papel del que penetraba y un acto “femenino” el del que era penetrado. Así, estaba bien visto que un aristócrata ejerciera el rol activo con las clases socialmente inferiores (jóvenes, mujeres, extranjeros, esclavos y prostitutos), mientras que era motivo de vergüenza que un aristócrata adulto se dejara penetrar. Otros estudios, sin embargo, apuntan a que las relaciones homosexuales serían amorosas, cariñosas y afectivas, argumentando que dichas relaciones eran centrales en la historia griega y la guerra, la política, el arte, la literatura y la educación-.
Para más información, pueden ir al enlace de referencia (en inglés) de nuestro artículo: “La homosexualidad vista desde la antropología social” o también leer el mismo + las reflexiones y conclusiones expuestas ahí.
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Estrategia equivocada en la lucha por el matrimonio natural